¿Recuerdas, aita..?
Le salías al encuentro
por los pasillos blancos
de su desgracia,
y tu mano era su mano
y su sonrisa la tuya;
tu mirada eran versos
y su letargo metáforas,
y en un rincón del lapso,
como novios adulados,
le besabas la mejilla
y ella a ti,
la esperanza…
Amantes desterrados
por las tropas del destino
en castillos figurados,
sin fechas, soles,
sin ocasos.
Por los pasillos
del olvido,
se encontraban
vuestros pasos…
Tú llorabas por dentro,
ella dormía en tus brazos.
© Joseba Sasía Publicado el día 21 de setiembre de 2024
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