es suficiente
un rápido gesto del cuerpo
el aleteo de una mano
la mirada clavada
a veces fría
a veces encendida
o tan sólo desdén
es suficiente
sentir al lado una tensión flotando
aquí falta la sal
los temblores del labio
ahora está muy salado
la pregunta imprevista
dónde has estado dónde
las lagrimas que asoman
sabes de sobra a qué hora vengo
los cuadros del mantel azules
que dentro se ubican y no salen
basta sentir todo eso sin saber qué sucede
oir un alfabeto
golpeando paredes como puños
no hacen falta tijeras para cortar respuestas
se siegan tan impunemente
como se abandona sobre la mesa
la sopa caliente porque está fría
y luego hay que vivir
dentro de un plato que los perros vuelcan
© Roberto López San José
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