Escucha aquí «La violencia del corcel»
Cómo la noria que gira
abrazada al corcel,
que obedece sumiso
a la fusta de la ira,
en el mar de sus llantos
las olas vienen y van
sin encontrar esa orilla,
refugio de barcas heridas
por la arista del desdén
y el puño de las manías.
¡Hornacina de la dicha,
ancla de brazos robustos,
arena de las caricias,
que de tu vientre volaron
las gaviotas que ahora
gritan…;
gritan, sin comprender,
porque su padre
es perfidia,
mancillando la cancela
que le abrió su celosía.
Las noches, vierten desprecio,
las mañanas, menoscabo,
y entre penumbras de golpes
y lucernas de arrebato,
cabalga sola la vida
imaginando otros trazos;
si acaso, la calma tensa,
que proclaman unos vástagos,
adormecen la nostalgia
entre susurros y abrazos.
La violencia del corcel
se ha hecho crimen
continuado;
en la noria, se olvidó,
que fue jamelgo, lactado:
“De la fuente de unos pechos,
bebiste el néctar prolijo,
que, a borbotones manaba,
de su ser y su cariño.
En las pausas de tu sino,
hoy, es otro el manantial
del que emana, el armiño;
esa madre, es el vergel,
y tu futuro, el abismo…”.
¡Maltratar a una mujer,
es maltratarse, a sí mismo…!
©Joseba Sasía Muñoz
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