Así amanece el pedregoso suelo,
de calles torcidas y torcidos aleros,
de casas vetustas y toscos portones
de gastados colores y luces de invierno.
Así amanece el húmedo paseo,
el rumor de las olas humilde se asoma,
el viento susurra y en las calles se esconde.
Tabernas antiguas muestran arrugas
de hirsutos marinos que su sombra esconde.
Gaviotas y gatos despiertan el día,
de su oscura melancolía.
Así amanece el barrio pesquero,
de agolpadas casas y brazos de piedra,
que abrazan sus barcos y arrullan su gente,
que espera paciente la llegada del día.
Así amanece el húmedo paseo,
que conduce a la iglesia en lo alto del pueblo,
que vigila los muelles e induce consuelo,
a sus buenas gentes del puerto pesquero.
Ecos de pisadas sobre piedras desgastadas,
lumbre de viejos faroles cubiertos de herrumbre,
el suelo mojado, ventanas con vaho,
y lejano olor a pan y a café tostado.
Así amanece el día,
en mi barrio pesquero.
Luis Ojembarrena
15/09/2023
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