Como una enorme mancha de cal blanca
sobre un cielo de negro riguroso,
como un círculo inmenso de brillo limpio y plácido,
a esta luna le falta solo el txistu.
Sobre el puente de Deusto, Inés y yo
y su abuela paterna, mi mujer,
nos quedamos absortos
contemplándola en todo su esplendor,
sin disimulo alguno ni complejos.
Y luego la encontramos
abajo, en los espejos de la ría,
convertida en gabarra de luz y de cristal,
temblando entre las aguas.
Así he comprendido que la dicha,
para que llegue, basta con desearla.
Ayudan a alcanzarla, sin embargo,
la compañía y el lugar:
de la piel hasta el alma nos empapa.
©Carlos de las Heras
1 comentario
Maria Esther Diez · 23/11/2023 a las 12:42
Me trasladaste por un momento a mi ciudad más amada. Gracias!!