Y aquella luz se fue : MªJosé Sobrino
Eran las cuatro de la tarde y, como siempre, Montse y yo íbamos camino de abrir un par de sonrisas en la «Casa de la Esperanza». Cansancio, sudor… pero conforme nos acercábamos, ahí estaba nuestra vieja amiga, callada, absorta, pero inquieta, intentando hablar desde el vacío de su silencio, un silencio quebrado Leer más…
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